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Mi querida sobrina, Marina, se casaba. No era una boda cualquiera. Era LA BODA .Y lo hacía ni más ni menos que en el hotel Ritz de Madrid. Como para no pensar bien lo que te vas a poner.

Hotel Ritz Madrid  | Madrid | Madrid | España 20

Todo el mundo sabe que en los días especiales la previsión del tiempo está condenada a fallar. Es una temeridad creer que sabes la temperatura que va a hacer. Además, ya sabéis que en las iglesias siempre hace fresquito. Aunque sea verano.

Quería una prenda especial. Una prenda imposible. Algo que lo tuviera todo y, a la vez, nada. Elegante pero no recargado, que abrigara sin pasar calor, que elevara mi vestido sin robarle el protagonismo. Vamos, que estaba loca.

El clásico mantón de Manila, que me encanta, me parecía demasiado visto, demasiado clásico, demasiado pesado. No era la opción. Ni esa, ni ninguna otra que se me ocurriera.

Casi me había olvidado por completo, hasta que mi hija me habló mientras hacía un diseño:

-¡Qué bonito! ¿Para quién es? - Preguntó

-Para el hotel Villamagna - Respondí.

Se quedo pensativa durante unos segundos y después habló:

-Mamá, te pasas el día haciendo diseños de lujo para hoteles, casa real y marcas de ropa. Hazte un mantón para ti, ¿no?

Me quedé en silencio. Tenía razón. Y yo, tenía una aventura por delante. De las que me encantan. Las de crear.

Primero, el diseño. Quería flores, pero no las peonías de siempre. Algo más vivo, más fresco, más atrevido. Dibujé, descarté, volví a empezar. Mandé a estampar la seda con mi amigo Ignasi, y cuando tuve el mantón en mis manos, solo pensé: vale, ha quedado bien... pero, ¿será suficiente?

Llegó el día de la boda.

Y entonces, pasó algo que no esperaba.

Primero una amiga: “¡Qué mantón más bonito! ¿De dónde es?” Luego otra: “Oye, qué original, nunca había visto uno así.” En total, unas 10 personas se acercaron a preguntarme lo mismo. Me fui a dormir encantada, como te puedes imaginar.

A la mañana siguiente, aún no había procesado lo que había pasado cuando sonó el teléfono. Una amiga me pidió por encargo que le hiciera un mantón para otro evento.

Lo que comenzó como un simple experimento había despertado algo más grande. Había nacido Altermanila. Una alternativa al mantón de manila.

No fue inmediato. Pero ya era un proyecto serio. Diseñar packaging, estilista, ajustar colores y diseños…Pero cuando vi la primera colección terminada, supe que todo había valido la pena. Y después, me asocié con mi hijo Arturo, que había lanzado varios proyectos digitales con éxito para llevar la marca online.

Hoy, Altermanila es más que una marca. Es la evolución del mantón de Manila. Más ligero, más versátil, más contemporáneo. Una prenda para mujeres que quieren marcar la diferencia. Es una empresa familiar, una empresa cercana, donde nuestro propósito es ayudarte a convertir tu día especial en algo un poquito más especial.

A veces, una simple idea puede cambiarlo todo. Al menos, conmigo, lo hizo.

Gracias por escucharme,

Covadonga Jaquete